El actual panorama energético está transformándose a gran velocidad. Para diferentes analistas, la coyuntura llevó a una “tormenta perfecta” que provoca diversos tipos de crisis. No sólo la energética, el mundo tiene cambios en la política, en la economía e -incluso- ideológica.

La oferta de energía de América Latina cuenta con variedad, donde el petróleo, tiene la mayor relevancia, aunque cuenta con gas natural, carbón mineral, hidroenergía y energías primarias, entre las que se incluyen el biogás, energía solar, eólica, los residuos vegetales y productos provenientes de la caña y la leña.

En Colombia, la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME), informó que el año “el energético, en el que se observó un mayor repunte, fue en los combustibles líquidos. Ya que el consumo fue de 4.894 millones de galones (Mgal), lo que representa un aumento anual de 30% después de la caída de -19,88% de 2020”.

Asimismo, la entidad explicó que el crecimiento anual de la demanda de energía eléctrica fue de 5,24%, debido a la recuperación del mercado no regulado, el cual se incrementó en 9,52%. El gas natural fue el único energético que no subió sus niveles de consumo.

Por ello, hay que mirar más posibilidades. La distribución, la geotermia y la energía nuclear empieza a formar parte de este panorama. Al conocer esto, EAE Business School ha publicado el informe “Sector Energético”, en el informe se evidencia que el crecimiento del consumo es imparable, a nivel mundial mantiene un continuado y sostenido.

La demanda por parte de las potencias emergentes, y también de los muchos países que se esfuerzan por salir del subdesarrollo, contribuyen a que este incremento de la demanda y el consumo de energía en sus múltiples modalidades sea imparable. Tan sólo el impacto de la pandemia ha afectado de manera puntual y opuesta a esta trayectoria.

El profesor y autor del estudio Eduardo Irastorza, reflexiona sobre la velocidad y transformación del actual panorama energético a nivel mundial e identifica los hechos que van a determinar su evolución futura. Así, destaca “la posición dominante del país norteamericano debido a la fortaleza de su divisa y a convertirse en el gran suministrador de Occidente, castigado por el recorte de gas ruso y el incremento de precio de los carburantes”.

Del estudio se resalta que de los grandes países que liderarán el futuro energético mundial será China, que casi dobla el consumo de energía de Estados Unidos, el líder del pasado siglo XX. La gran capacidad productora y fabril del país asiático determina que el volumen de importación de petróleo crudo haya crecido un 126,49% en los últimos 10 años, ascendiendo a 542,01 millones de toneladas en 2020.

Aunque la demanda de energía por parte del resto de países no alcanza, individualmente, la décima parte de las de China, el estudio de EAE constata el posicionamiento nuevas potencias emergentes como Brasil, Irán o Indonesia.

India también será “estratégico” en el contexto energético mundial, según el informe de EAE Business School. Además de contar con la ventaja del inglés como idioma y de disponer de una fuerza laboral más joven, India tiene recursos energéticos y un socio preferencial, Rusia, que le ha otorgado en la reciente crisis ucraniana el papel de intermediario para dar salida a su gas.

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