Este viernes, el presidente francés, Emmanuel Macron, presentó una propuesta integral para reformar el sistema financiero internacional, heredado de la Conferencia de Bretton Woods de 1944, con un enfoque particular en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), con el objetivo de adaptarlos a los desafíos climáticos del siglo XXI.
En una tribuna publicada en el diario Le Monde, Macron subrayó la necesidad de mantener la reducción de las emisiones de dióxido de carbono y la lucha contra la pobreza y la desigualdad como prioridades inquebrantables, incluso en medio de conflictos internacionales como los de Ucrania o Gaza.
«Es imperativo avanzar simultáneamente en la transición ecológica y en la lucha contra la pobreza, ya que ningún país estará dispuesto a sacrificar a su población en aras de la protección del planeta, sumiéndola en una parálisis social y económica», aseguró el presidente francés.
Macron destacó el abandono de los combustibles fósiles y el respaldo a los países en desarrollo como las principales prioridades. Propuso la asistencia financiera para la adopción de energías renovables y nucleares en estas naciones.
El presidente subrayó la importancia de que tanto los países desarrollados como China lideren con el ejemplo, proponiendo la eliminación del carbón para 2030, del petróleo para 2045 y del gas cinco años después.
En relación con la financiación climática, Macron enfatizó el papel crucial de los países emergentes en la transición lejos del carbón y abogó por que los países más ricos aceleren el respaldo financiero a las energías sostenibles. Propuso la implementación de políticas presupuestarias y monetarias no convencionales, tomando como ejemplo las medidas adoptadas durante la pandemia de COVID-19.
Adicionalmente, Macron señaló la necesidad de modificar las reglas de la deuda para suspender los pagos en casos de crisis climática en los países más vulnerables. También propuso que los países más ricos contribuyan al mantenimiento de las grandes reservas boscosas mundiales y a la protección de los océanos.
En el marco de estas propuestas, el presidente francés abogó por una reforma sustancial del sistema financiero internacional surgido tras la Segunda Guerra Mundial. Propuso que tanto el FMI como el BM contribuyan a financiar la transición ecológica, subrayando la necesidad de involucrar a los países emergentes y en desarrollo en la gobernanza de estas instituciones, a cambio de su compromiso con una trayectoria ecológica sostenible.