Los humedales son formas de la tierra, tanto al interior de los continentes como en las zonas costeras, que facilitan la acumulación de agua y generan un ambiente acuático. Pueden ser naturales -como los manglares, las sabanas inundables, las ciénagas, los bosques y las sabanas inundadas o los lagos de alta montaña- o artificiales, como las represas o los arrozales hechos por el hombre.

Allí, el agua puede estar de manera permanente o por temporadas, y ser estancada o corriente. Sus microorganismos, vegetación y animales están adaptados a las particulares condiciones de flujo del agua, tejiendo una red de alimentación y flujo de energía que lo mantiene vivo, de acuerdo con una publicación de WWF.

Los humedales son ecosistemas biodiversos por excelencia. En su interior es posible encontrar plantas sumergidas, emergentes o flotantes; camarones, caracoles, peces, delfines y manatíes. Y, a su alrededor, la vida también es diversa, por lo que, dependiendo del lugar del mundo donde estén, habrá bosques y matorrales de ribera, ranas, aves, tortugas, caimanes y nutrias.

En Colombia los tenemos prácticamente en todo el territorio: en la alta montaña, en la Amazonia, en la costa Caribe, en la Orinoquia, y en la costa Pacífica. Ellos nos abastecen de agua dulce para el consumo y el riego de cultivos, de recursos pesqueros y de materias primas como fibras y madera, y además proporcionan alimento
y principios activos de muchas medicinas. Son el medio de vida para mil millones de personas en el mundo.

También desempeñan un rol central en la estructura y función de los ecosistemas, pues regulan el flujo del agua evitando inundaciones en otros lugares, disminuyen la erosión, recargan acuíferos subterráneos, depuran el agua y mantienen el aire limpio, previniendo enfermedades. Los manglares y arrecifes de coral, por ejemplo, protegen a las comunidades costeras de mareas de tempestad, huracanes y tsunamis. Y, además, son barrera de defensa contra el cambio climático pues regulan temperaturas extremas y su capacidad para capturar carbono es enorme: pueden almacenar 50 veces más carbono que las selvas tropicales.

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