Con un marco energético tenso por la guerra en Ucrania y el horizonte de cierre de plantas nucleares en España, que culminará en 2035, el sector se prepara para adaptar el almacenaje del combustible gastado de sus siete reactores operativos al nuevo plan de residuos radiactivos (PGRR) impulsado por el Gobierno.
En España, no existe, en estos momentos, más opción para el tratamiento del combustible gastado de las plantas nucleares que almacenarlo. Sin embargo, en el mundo existen otras alternativas, ha explicado Montse Godall, jefa de comunicación y relaciones externas de la Asociación Nuclear Ascó-Vandellós (Anav) -participada por Endesa Generación e Iberdrola Generación Nuclear-. Esta asociación opera los tres reactores operativos en Cataluña, todos ellos en Tarragona.
Godall ha añadido que «Francia, por ejemplo, reprocesa el combustible, es decir, cuenta con reactores que utilizan combustible que contiene uranio extraído de otros elementos que previamente han estado en el reactor» para producir electricidad. Esta en las plantas nucleares se genera a partir del calor que genera la fisión de átomos de uranio.
Los tres reactores que opera Anav generan el 50 por ciento de la energía consumida en Cataluña, y el 9 por ciento del total del Estado, según su portavoz. Ha explicado sobre el almacenamiento de residuos radiactivos que su depósito en emplazamientos concretos, bien de forma temporal o definitiva, es la única opción que se baraja en este país, es decir, guardarlos, y quien lo decide es el Gobierno.
Sobre la opción francesa para la gestión de residuos radiactivos similar al reciclado, la portavoz de Anav ha dicho, durante una visita de los medios de comunicación a la instalación de Ascó, organizada por el Foro Nuclear, que desconoce si sería posible su implantación en España. En cualquier caso, Francia tiene muchas mas centrales nucleares que este país, y la situación de uno y otro es distinta.
Ha añadido que experiencia operativa para el tema de los residuos radiactivos en el mundo hay mucha. Ha destacado el caso de Finlandia, «que está a punto» de poner en servicio su Almacenamiento Geológico Profundo (AGP), como proceso final de gestión del combustible nuclear gastado.
También Suecia, junto con otros países, según los expertos, está dando pasos para construir instalaciones de ese tipo. Para ello, se aprovechan formaciones geológicas adecuadas a varios centenares de metros de profundidad, diseñadas para acoger residuos de alta actividad como el combustible gastado de las plantas nucleares, durante cientos de miles de años.
Dicha profundidad que, en la práctica, aísla los desechos de perturbaciones que pudieran darse en la superficie y permite ubicar los residuos en un medio estático. Ello contrasta con el medio geológico cercano a la superficie, que es más dinámico con condiciones menos estables.