Universidad de Lleida (UdL) y el Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña (CTFC) realizaron una investigación en la que demostraron que pandemias como la actual de covid-19 pueden convertirse en un “nuevo motor indirecto” de la deforestación tropical.

Los expertos compararon las imágenes de satélite de la deforestación durante un periodo de cuatro semanas en 2020 con el mismo periodo correspondiente al 2019 en todos los trópicos del planeta.

El análisis muestra un “aumento inmediato” de la deforestación tropical a nivel mundial después de las políticas nacionales e internacionales destinadas a minimizar el impacto del coronavirus sobre la salud humana.

Durante el primer mes después del confinamiento, se detectaron alertas de deforestación en 9.583 kilómetros cuadrados, cerca del doble que en el mismo periodo de 2019, cuando fueron 4.732 kilómetros.
Por territorios, la pérdida de masa forestal aumentó un 63 % en América, un 136 % en África y un 63 % en el área de Asia-Pacífico.

“Aunque los niveles de contaminación se redujeron en diversas zonas del mundo, en las zonas tropicales esta contaminación por partículas asociadas a la deforestación y los incendios posiblemente se incrementó”, explica el investigador de la Joint Research Unit CTFC-Agrotecnio y jefe del Hub Global Forest Biodiversity Initiative (GFBI) en la UdL, Sergio de Miguel.

Por ello, alertan de que se trata de “un problema que se está retroalimentando a sí mismo y que, si no redirigimos las consecuencias a corto, medio y largo plazo, las medidas que tomemos como sociedad global podrían adentrarnos todavía más en este círculo vicioso de deforestación y zoonosis”.

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