El Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, que se celebró este viernes, advierte de una de las mayores amenazas para el desarrollo sostenible, especialmente en los países en desarrollo, aunque «la mitad de la población mundial ya sufre los efectos de la degradación del suelo», alertó la ONU.
La Organización de Naciones Unidas celebró en Madrid el acto central del Día Mundial de Lucha Contra la Desertificación y la Sequía, en el que intervinieron su secretario general, António Guterres, y el presidente del Gobierno español, Pedro Sénchez, entre otros.
La ONU describe la desertificación como «la degradación de la tierra en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas», áreas que cubren un tercio de la superficie del planeta, es uno de los efectos de «la sobrexplotación, el uso inadecuado de la tierra, la inestabilidad política, la deforestación, el sobrepastoreo y las malas prácticas de riego».
Los datos de la ONU indican que el número y la duración de las sequías aumentaron un 29% desde 2000 y, a día de hoy, más de 2.300 millones de personas ya sufren problemas a causa de la escasez de agua, por lo que ningún país es inmune a la sequía.
Además, Unicef advierte que «uno de cada cuatro niños en el mundo se verán afectados por este fenómeno de aquí a 2040», un dato «preocupante», sobre todo para las niñas, uno de los colectivos «más vulnerables ante los impactos de la desertificación y la sequía».
Este año, el Día Internacional contra la Desertificación lleva por lema «Superando juntos las sequías», una máxima que hace especial hincapié en la acción temprana para evitar consecuencias desastrosas para la humanidad y los ecosistemas.
Con motivo de esta efeméride ambiental, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, advirtió de que para 2050 «tres cuartas partes de la población mundial podrían vivir en sequía», y subrayó que «cada dólar invertido en restaurar la tierra puede generar 30 veces más en beneficios».
El diplomático aseguró que la sequía es una amenaza de la que es responsable «el avance del cambio climático», pero también la forma en la que se gestiona la tierra.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, añadió por su parte que «el cambio climático inducido por la actividad humana ya ha aumentado la frecuencia y la intensidad de las sequías».
«La región donde se encuentra España es de las más afectadas» ante la escasez hídrica y la degradación de los suelos, subrayó Sánchez, y advirtió de que, según la comunidad científica, un aumento de 2 grados multiplicaría por 2,4 la frecuencia de las sequías, que ahora ocurren cada 10 años.