En los últimos años se ha venido impulsando a que distintos países le apuesten a tener iniciativas contundentes y amigables con el medio ambiente y Colombia no se queda atrás pues actualmente cuenta con varias acciones en este campo. Una de ellas es el planteamiento de las rutas y estrategias para lograr que en el 2050 se alcance la carbono-neutralidad y se logre una transición energética justa.
Sin embargo, alcanzar estos dos objetivos en Colombia es un reto más grande de lo que hemos contemplado hasta ahora. Para descarbonizar el sector energético  del país no podemos trasladar la responsabilidad al sector Agricultura, el Sector Forestal y Cambio de Uso de Suelo (AFOLU), por sus siglas en inglés, confiando en que las emisiones de la energía se podrán compensar con soluciones naturales o créditos de carbono, como se ha venido haciendo. Es por ello que las acciones deberán estar encaminadas en ambos frentes, priorizando la mitigación de GEI antes que la compensación.
Uno de los retos más grandes para Colombia en materia de transformación energética está en la transformación del sector transporte hacia un camino principalmente de electrificación y de tecnologías de emisiones netas cero, lo cual es ambicioso y dispendioso, más no imposible.
Lo que sí se ha podido establecer, luego de muchos análisis y debates, es que la meta debe generar las mayores reducciones de emisiones posible, basándose en siete hitos que debe alcanzar Colombia en los próximos años para lograr la carbono neutralidad en su sistema energético:
  1. Electrificación: Incrementar la participación de la energía eléctrica en el consumo final de energía, pasando del 18 % en el 2020, al 35% en el 2030 y al 70% en el 2050; desplazando los combustibles fósiles.
  2. Energías Renovables: Partiendo de 12 gigavatios (GW) de potencia instalada de energía renovable en el año 2020, incrementar cerca de 23 GW en el 2030 (más del doble) y alcanzar por lo menos 100 GW para el 2050 (casi 10 veces la capacidad instalada actual).
  3. Eficiencia energética: Actualmente en Colombia, solo el 31% de toda la energía que se produce se convierte en energía útil, el resto se pierde por uso de equipos ineficientes. Se deberá aumentar este porcentaje para alcanzar por lo menos un 50% de energía útil para finales del 2050.
  4. Bioenergía: Colombia debe explotar su potencial en bioenergía para que en el año 2050. El uso de bioenergéticos de bajas emisiones deberá estar entre el 15% y el 20% de la demanda final de energía, como complemento al uso de combustibles fósiles remanente en transporte e industria. Esto siempre y cuando no se ponga en riesgo el uso de la tierra para otros fines.
  5. Hidrógeno y combustibles a base de hidrógeno: El hidrógeno de bajas emisiones representará el 2% del consumo final en el año 2030 y el 17% en el año 2050. El hidrógeno se empleará para soportar la descarbonización en la industria y el transporte, en los casos en que la electricidad no pueda suplir las necesidades.
  6. Cambios de comportamiento: La transición energética requiere de una política que soporte y habilite los cambios de comportamiento que permitan alcanzar las metas trazadas en las organizaciones y en los individuos.
  7.  Captura, Uso y Almacenamiento de Carbono (CCUS, por sus siglas en inglés): La descarbonización del país deberá soportarse en los principales pilares como electrificación, energía renovable, eficiencia energética y cambios de comportamiento. La CCUS deberá ser una alternativa residual en casos en los que sea necesaria y económicamente viable.
Por último y no menos importante, es vital en todo este proceso lograr la transición justa de las comunidades que se verían afectadas por la eliminación gradual de las actividades de extracción de carbón, petróleo y gas, así como el uso de estos y sus derivados. Para esto, es clave tener en cuenta los siguientes aspectos que garantizarán el éxito de esta ambiciosa apuesta que tiene el país:
  • Promover ante el Congreso de la República la ratificación del Acuerdo de Escazú.
  • Incluir dentro del próximo Plan Nacional de Desarrollo la definición de un plan nacional para la transición energética justa a 2030, con enfoque territorial y de derechos humanos.
  • Desarrollar una hoja de ruta para la diversificación y reconversión económica, adecuada a las realidades de los contextos locales con actividades de carbón, petróleo y gas.
  • Integrar en el marco normativo y regulatorio de los proyectos minero energéticos metas claras a 2030 para alcanzar la transición justa.
Se espera que esta ruta y estrategias, las cuales han sido planteadas por diferentes instituciones, sean un insumo para los tomadores de decisiones, orienten las gestiones de política pública, permitan fortalecer las capacidades de la sociedad civil y el sector privado, y guíen las discusiones de los próximos gobiernos en materia de transición energética.
En el siguiente informe podrás conocer más acerca el análisis de la agenda energética en Colombia y recomendaciones para la carbono-neutralidad del sector al año 2050, el cual fue construido entre Transforma y  WWF Colombia.
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