“Los hongos siempre me llevaron a pensar en algo dañado o descompuesto, pero hoy, después de descubrir que hacen parte de nuestra vida diaria aunque no nos demos cuenta ,y de que es posible cultivarlos para nuestra alimentación, su reino me parece más fascinante y extraordinario que nunca”, explica Reynaldo Díaz, propietario de la reserva natural Montaña Mágica-El Poleo, ubicada en el municipio de Zapatoca (Santander), frente a la idea de consolidar un cultivo de orellanas para el aprovechamiento propio y, quizá, para la venta.
Estos hongos, con altas propiedades nutricionales y fáciles de producir, llegaron a manos de Reynaldo gracias a un taller realizado por WWF Colombia para los integrantes de la Red de Reservas Naturales de la Sociedad Civil de Zapatoca-RENAZ, un grupo que desde 2014 se dedica a trabajar por la conservación, la restauración y la producción sostenible en la zona. Al espacio también asistieron habitantes de distintas veredas del municipio.
“En el nodo de reservas de Zapatoca se observa algo muy interesante: una red de amigos que se constituyó para conservar y que, con el tiempo, empezó a buscar alternativas productivas para sostener las actividades de cuidado de la naturaleza. Por eso, vimos una oportunidad con el cultivo de hongos, que puede complementar lo que han venido haciendo con la apicultura (crianza de las abejas para obtener productos como miel y el propóleo), el turismo de naturaleza, la comercialización de plantas aromáticas y de aceites esenciales, entre otras”.
Así lo explica Beatriz Rey, gestora de Andes Nororientales de WWF Colombia, y añade que el taller se implementó en alianza con la Corporación Autónoma Regional de Santander-CAS y gracias al proyecto GEF/SINAP, que busca la consolidación del Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Esto, teniendo en cuenta que las Reservas Naturales de la Sociedad Civil son la única categoría privada de conservación dentro del SINAP.
Durante el evento, realizado a principios de diciembre, los participantes no solo aprendieron sobre la fase de cultivo de orellanas —un primer ejercicio que esperan sea la puerta de entrada a la producción de otras especies, como los champiñones y los shiitakes— , sino también sobre el proceso de expansión del micelio: una red conformada por hilos diminutos que se expanden, colonizan un espacio y permiten la fructificación. Para entenderlo mejor, se puede pensar en el micelio como el árbol y los individuos que se aprovechan en la alimentación, como los frutos.
Así como los participantes del espacio, Jefferson Acero, micólogo (especialista en hongos) e instructor del taller, considera que el cultivo de hongos comestibles es una oportunidad para descubrir nuevos sabores y texturas en la gastronomía, así como una alternativa productiva y respetuosa con la naturaleza. Pero, ¿puede cualquier persona explorar el cultivo de setas como la orellana? La respuesta es sí. Es un proceso que requiere de detalle y cuidado, pero en definitiva, es posible hacerlo sin necesidad de grandes inversiones y en casa.