Cuando António Guterres, el Secretario General de las Naciones Unidas, se dirigió a los participantes en la histórica conferencia de la ONU sobre la biodiversidad (COP15) celebrada en la ciudad canadiense de Montreal en diciembre de 2022, subrayó la necesidad urgente de poner en marcha medidas prácticas para proteger la naturaleza y la diversidad biológica.
En sus propias palabras, durante cientos de años la humanidad “lleva interpretando una cacofonía del caos interpretada con los instrumentos de la destrucción”.
Ha llegado la hora de dar un vuelco a esta destrucción.
Ahora bien, cuando hay que ocuparse de tantas otras cosas, ¿por qué dar prioridad a la naturaleza y a la pérdida de la biodiversidad? Cuando cuesta cada vez más cubrir las necesidades básicas, la amenaza de una recesión es cada vez mayor, y la energía se encuentra en precios históricamente altos, ¿por qué habríamos de prestar atención al medio ambiente?
En el Día Mundial Sin Tabaco, la Organización Mundial de la Salud (OMS) insta a los gobiernos a que dejen de subvencionar los cultivos de tabaco y, por el contrario, apoyen cultivos más sostenibles que puedan alimentar a millones de personas.
«El tabaco es responsable de ocho millones de muertes al año y, sin ¿Por qué debemos cuidar la naturaleza y la biodiversidad?
Sabemos que el mundo se enfrenta a una emergencia planetaria por el deterioro de la naturaleza y el cambio climático. Dicha emergencia se agrava aún más por el impacto de las desigualdades, los conflictos, la inseguridad y las crisis sanitarias.
La realidad es que todas estas crisis están interrelacionadas entre sí y repercuten negativamente en los derechos y la calidad de vida de miles de millones de personas -especialmente las más vulnerables-, tanto en el momento presente como en el futuro.
Y la naturaleza es una parte importante de la solución. La interconexión de todas estas crisis exige también soluciones enlazadas entre sí, y las soluciones a todas ellas dependen fundamentalmente de un medio ambiente sano. Las amenazas a la naturaleza constituyen un peligro existencial para la supervivencia de la humanidad.
Pero la naturaleza es el activo más poderoso que tiene la humanidad. Si invertimos en ella, podremos combatir todas estas crisis.
La biodiversidad es el término colectivo utilizado para designar la variedad de vidas -”diversidad biológica”- en la Tierra en todas sus formas. Biodiversidad es la abundancia y las variaciones naturales de las que dependen los alimentos que comemos, o el agua, y el clima, e incluso el aire que respiramos. Por ejemplo, al menos el 50 % del oxígeno de nuestro planeta está generado por el plancton y otros minúsculos organismos marinos prácticamente invisibles al ojo humano.
¿Qué hay en juego?
Invertir en la naturaleza y la biodiversidad es algo que va más allá de hablar sencillamente de conservación. La naturaleza y la diversidad biológica son la base de nuestras vidas, nuestras sociedades y nuestras economías. La pérdida de los beneficios proporcionados por unos ecosistemas sanos podría provocar una reducción del producto interior bruto mundial del orden de 2,7 billones de dólares de los Estados Unidos (USD) anuales en 2030. Perderíamos 338 USD por cada persona del planeta, cada año.
Más de dos terceras partes de la población de los trópicos -cerca de 2.700 millones de personas- depende directamente de la naturaleza y la biodiversidad para cubrir, al menos, una de sus necesidades básicas. Aproximadamente 1.600 millones de personas, incluyendo 70 millones de personas indígenas, viven de los bosques; y el 80 % de las poblaciones rurales de los países en desarrollo depende de medicinas naturales para cubrir sus necesidades sanitarias básicas. embargo, los gobiernos de todo el mundo gastan millones en apoyar su cultivo», dijo el director general de la Organización.
«Al elegir cultivar alimentos en lugar de tabaco, damos prioridad a la salud, preservamos los ecosistemas y reforzamos la seguridad alimentaria para todos», añadió el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Enfermedades, deudas y abandono escolar
Más de 300 millones de personas en todo el mundo se enfrentan a una grave inseguridad alimentaria. Mientras tanto, más de tres millones de hectáreas de tierra en más de 120 países se utilizan para cultivar el mortífero tabaco, incluso en países donde la gente se muere de hambre.
El nuevo informe de la Organización, Cultivar alimentos, no tabaco, pone de relieve los males de su cultivo y los beneficios de cambiar a plantaciones alimentarias más sostenibles, tanto para las comunidades, las economías y el medio ambiente, como para los agricultores.
En este sentido, el informe denuncia a la industria tabacalera por atrapar a los agricultores “en un círculo vicioso de endeudamiento, propagar el cultivo de tabaco exagerando sus beneficios económicos y ejercer presión a través de grupos de fachada agrícolas”.
Además, el documento señala que el cultivo de tabaco provoca enfermedades a los propios agricultores y que se calcula que más de un millón de niños trabajan en las explotaciones tabaqueras, por lo que pierden la oportunidad de recibir una educación.
«El tabaco no es sólo una amenaza masiva para la inseguridad alimentaria, sino para la salud en general, incluida la de los cultivadores de tabaco. Los agricultores están expuestos a pesticidas químicos, humo de tabaco y tanta nicotina como la que contienen 50 cigarrillos, lo que provoca enfermedades como afecciones pulmonares crónicas e intoxicación por nicotina», ha declarado el director de Promoción de la Salud de la agencia de la ONU.
Galardonados en América Latina
Este año, la Organización ha premiado a profesionales de la salud, investigadores, funcionarios, organismos públicos y organizaciones de la sociedad civil de Brasil, Colombia, México, Panamá y Uruguay por sus aportes al control del tabaco.
La doctora Reina Roa, de Panamá, recibió el Premio de Reconocimiento Especial por sus 20 años de trabajo dedicados a erradicar el tabaquismo. Desempeñó un papel clave en la ratificación del Convenio Marco para el Control del Tabaco por parte de Panamá. Además, contribuyó a reducir hasta 5,1% en 2020 la tasa de prevalencia de consumo de tabaco entre mayores de 15 años en la nación, la más baja de la región.
ACT Promoção da Saúde y el Centro de Estudios sobre Tabaco y Salud de la Fundación Oswaldo Cruz de Brasil recibieron un premio conjunto por haber contribuido significativamente a los logros del control del tabaco en Brasil y a la comprensión del impacto socioambiental del cultivo y la producción de tabaco.
Blanca Llorente Carreño y Luz Reynales Shigematsu, de Colombia y México, respectivamente, recibieron un premio conjunto en reconocimiento a sus contribuciones a largo plazo a la investigación y la defensa del control del tabaco en sus países y en toda la región.
Las organizaciones mexicanas Salud Justa Mx, Polithink, Coalición México Salud-Hable, Códice SC (Comunicación, Diálogo y Conciencia SC) y Refleacciona con Responsabilidad AC recibieron un premio conjunto por sus denodados esfuerzos y perseverancia por más de una década abogando por la implementación de medidas efectivas de control de tabaco en línea con el CMCT en su país.
El Centro de Investigación para la Epidemia del Tabaquismo de Uruguay y la Sociedad Uruguaya de Tabacología fueron reconocidos con un premio conjunto por proteger la aplicación del empaquetado neutro de los productos del tabaco en su país en 2022.
Poner fin a las subvenciones
En total, 182 Partes del Convenio Marco para el Control del Tabaco se han comprometido a «promover alternativas económicamente viables para los trabajadores y cultivadores de este producto». Una forma crucial en que los países pueden cumplir esta obligación es poniendo fin a las subvenciones a su cultivo y apoyando unos más sanos.
La OMS recuerda que, al elegir cultivar alimentos en su lugar, damos prioridad a la salud, preservamos los ecosistemas y aumentamos la seguridad alimentaria.
Asimismo, el dinamismo y la diversidad biológica de los ecosistemas es fundamental para los alimentos que comemos. La diversidad es un elemento esencial de nuestros sistemas alimentarios. Más del 80 % de la dieta humana proviene del mundo vegetal. Sin embargo, solo tres cereales -arroz, maíz y trigo- proporcionan el 60 % de la ingesta energética mundial.
La dependencia de tan solo tres cereales supone una amenaza para nuestra seguridad alimentaria y para la diversidad biológica, y conduce a la pérdida de variedades genéticas de cereales que podrían reforzar un sistema alimentario y un ecosistema más resilientes en el futuro. La pérdida de la biodiversidad también pone en serio peligro a los polinizadores de los alimentos a nivel mundial.
¿Cuál es la amenaza actual?
A pesar de los acuerdos globales, la pérdida de biodiversidad y naturaleza se está acelerando en todas las regiones del planeta. Estamos experimentando un declive peligroso causado por el ser humano.
Desde el desarrollo demográfico, pasando por el consumo excesivo y la tala de árboles para abrir terreno a la agricultura, las amenazas al medio ambiente son constantes y peligrosas. Durante los últimos 50 años el deterioro de la naturaleza ha sido mayor que en cualquier otro periodo de la historia humana, al tiempo que se agudizan los patrones del calentamiento global.
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