Un clima atípico puso en aprietos la primera expedición de biodiversidad por la cuenca del río Tillavá, una zona con más de 3.000 kilómetros cuadrados del municipio de Puerto Gaitán en el departamento del Meta, puntualmente en la vereda Rubiales.

Los 14 investigadores del Instituto Humboldt, la Fundación Omacha y Cormacarena, encargados de recorrer los principales ecosistemas de la cuenca, se encontraron con un panorama gris, húmedo y lluvioso al inicio de la salida de campo, un viaje biodiverso realizado hace un año.

Los expedicionarios tenían la certeza de que había temporada seca en la zona, como es normal durante el mes de abril del 2021 y dado el seguimiento que se hizo diariamente desde finales de marzo.

Sin embargo, el 14 de ese mes, día en el que llegaron a la finca La Elisa de la vereda Rubiales para montar el campamento, los expertos vieron que la zona estaba gobernada por las lluvias y los ríos desbordados en las sabanas y bosques de galería.

“Fuimos testigos de los coletazos del cambio climático. A pesar de que el mes de abril está catalogado como el más seco en este territorio de la Orinoquia, con apenas lluvias incipientes, estas se adelantaron debido a la alta precipitación en las cordilleras cuyos ríos drenan a la Orinoquia”, afirma Carlos A. Lasso, investigador senior del Instituto Humboldt y coordinador científico de la expedición.

Según Lasso, las lluvias en las cordilleras causaron ascensos significativos en los niveles de los ríos Orinoco, Vichada y finalmente el Tillavá, “el cual, por un simple balance de flujos, aumentó considerablemente su nivel en la última semana previa a la expedición”.

Acompañados por 10 personas de las comunidades locales y de la etnia sikuani, los expertos del Humboldt y Omacha se adentraron en lo más profundo de la zona para estudiar el estado de las poblaciones de varios animales y el uso que les dan a los ecosistemas.

“Aunque el delfín rosado (Inia geoffrensis) y la nutria gigante (Pteronura brasiliensis) son las especies que fueron priorizadas para esta alianza por la biodiversidad del Tillavá, también es necesario analizar otros animales que habitan en la cuenca y los cuales tienen relación directa con ellos, es decir que puede ser su presa o base de la cadena trófica”, apuntó el investigador del Humboldt.

El recorrido total por el río Tillavá y algunos ecosistemas que lo rodean fue de aproximadamente 277 kilómetros, un viaje en donde los investigadores de la Fundación Omacha realizaron 47 recorridos para estudiar los delfines y las nutrias, cada uno con un promedio de 2,5 kilómetros.

La información recopilada durante los ocho días de la primera expedición arrojó más de 300 especies de animales en la cuenca, datos que según Lasso son preliminares porque actualmente son analizados detalladamente y además vendrán más salidas de campo.

La comunidad de la zona manifestó que ha avistado cerca de 30 delfines rosados en la zona, un dato que será corroborado en las futuras expediciones durante épocas más secas.

Los macroinvertebrados acuáticos no se quedaron atrás. En los ocho días de monitoreo se registraron cinco especies de camarones, una de cangrejo, dos de esponjas, tres de moluscos y más de 30 de insectos.

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