Un nuevo informe de WWF y sus aliados, incluida la Universidad Estatal de Oregón, la Universidad de California en Santa Cruz, la Universidad de Southampton y la Universidad de Valparaíso, recomienda acciones para que los gobiernos, la industria y las personas protejan las rutas migratorias de las ballenas a lo largo del Océano Pacífico Oriental para 2030. El cambio climático, el tráfico marítimo, el ruido submarino y la actividad pesquera afectan a estos mamíferos y su supervivencia en múltiples puntos.
El reporte ‘Corredores Azules del Océano Pacífico Oriental, Oportunidades y Acciones para Proteger a las Ballenas Migratorias’, fue lanzado este primero de marzo e incluye una visualización que destaca las rutas que se extienden a lo largo del Océano Pacífico Oriental de polo a polo.
Estas rutas migratorias, o corredores azules, son como superautopistas para ballenas, que cubren distancias significativas desde el Estrecho de Bering, en Alaska, hasta la Península Antártica, en el extremo sur del Continente Americano, a veces abarcando miles de kilómetros. Doce de las catorce especies de grandes ballenas utilizan el Océano Pacífico Oriental como una zona central para sus migraciones. Durante el siglo XX se capturó comercialmente a casi 3 millones de ballenas, lo que llevó a muchas especies al borde de la extinción.
En la actualidad, hay significativamente menos caza comercial, lo que permite que prosperen algunas poblaciones de estos cetáceos. Pero están surgiendo nuevas amenazas [2, 3] que hacen que las rutas migratorias de las ballenas sean cada vez más peligrosas para navegar.
“Las ballenas dependen de importantes áreas oceánicas para alimentarse, aparearse, parir, amamantar a sus crías, socializar y migrar, que están siendo impactadas por múltiples actividades humanas y se encuentran bajo un estrés creciente”, dijo Chris Johnson, Líder Mundial para la Conservación de Ballenas y Delfines en WWF. “Tenemos el conocimiento y las estrategias para conservar y proteger mejor estas áreas. Hacemos un llamado a la cooperación urgente para proteger a las ballenas en toda su área de distribución oceánica”.
A medida que evolucionan las amenazas a las ballenas, el enfoque de conservación debe hacer lo mismo. El informe identifica acciones puntuales para que los gobiernos, la industria y las personas protejan las extensas rutas de las ballenas en el Océano Pacífico Oriental para 2030. En este sentido, las redes de Áreas Marinas Protegidas, o AMP, que atraviesan jurisdicciones nacionales, son clave para fortalecer sistemas interconectados orientados a proteger la vida silvestre y los ecosistemas de los que dependen para sobrevivir.
WWF celebra y reafirma su compromiso para apoyar la implementación de acciones urgentes en el marco de la declaración conjunta de Protección de los Océanos de las Américas e implementar redes de AMP y Otras Medidas Efectivas de Conservación Basadas en Áreas (OECM, por sus siglas en inglés) en el Océano Pacífico Oriental, con el objetivo de proteger o conservar al menos el 30 por ciento del océano para 2030 con un enfoque inclusivo.
“La implementación y el diseño exitoso de AMP y OECM no es posible sin la participación equitativa de los pueblos indígenas, las comunidades locales y los gobiernos locales, regionales y nacionales”, dijo Yacqueline Montecinos, coordinadora de Biodiversidad Marina y Políticas Oceánicas de WWF Chile. “Océanos saludables y las especies marinas que los habitan brindan soluciones naturales para la adaptación y la resiliencia climática, así como para la seguridad alimentaria de la región. La evidencia muestra que las ballenas juegan un papel fundamental en el mantenimiento de la salud de los océanos y el clima global. Debemos trabajar más duro para proteger nuestro océano para la naturaleza y las personas”, agregó.
Visualizar estas rutas proporciona una guía concreta para compartir acciones de conservación que protejan a las ballenas migratorias en el Océano Pacífico Oriental. Los datos científicos utilizados para construir este mapa son un esfuerzo de colaboración de más de 50 grupos de investigación.
El informe también describe otras acciones, incluido el trabajo para eliminar que las ballenas se enreden en artes de pesca, reducir la contaminación por plástico y otros materiales y desviar las rutas de navegación lejos de sus hábitats críticos, como las áreas de migración estacional, en un proceso que se conoce como “Separadores de tránsito marítimo”. Apoyar acciones como el Tratado Mundial de la ONU para frenar la contaminación por plásticos y la Iniciativa Global contra las Redes de Pesca Fantasma son sólo algunas formas de marcar la diferencia.
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