Modou Fall es un senegalés de 50 años que encontró en el mal manejo de los plásticos en Dakar, el principal motivo.para vestirse con ellos y llamar la atención de sus paisanos, aunque algunos de ellos lo consideren que tiene problemas mentales.
En una entrevista concedida a Efe, Fall, quien lleva en su cabeza , hizo una reflexión sobre el uso desmedido de los plásticos.
“Nadie piensa en los peligros que genera el plástico. Creemos que forma parte de nuestra vida, pero no lo es, está ahí para matarnos”, explica a EFE durante una entrevista en Guédiawaye, un barrio de la periferia de Dakar.
“Cuando la ciudadanía senegalesa se levanta, el primer verbo que conjugan es tirar: yo tiro, tú tiras, él tira, nosotros tiramos, vosotros tiráis, ellos tiran y nadie recoge. Por eso, si no tenemos cuidado, siempre corremos el riesgo de ser engullidos por envases desechables no reciclables”, advierte Fall.
Este senegalés cree que uno de los motivos de la contaminación plástica en su país es “la indisciplina” que “empieza a ganar terreno: cada uno hace lo que quiere sin mirar a quien hace daño”.
La lucha de Fall contra los plásticos comenzó cuando se dedicaba al comercio ambulante en la capital senegalesa, pues veía que otros comerciantes tiraban al suelo el envoltorio de los artilugios que vendían mientras él prefería guardarlos en su bolsillo.
Recuerda que cuando se ganaba la vida vendiendo en las calles de Dakar se cruzaba con extranjeros que le decían que Senegal era un buen país, que lo tenía todo, menos la limpieza.
En Senegal no es difícil constatar que los plásticos están por todos lados; en el mar, en las playas, en los matorrales, tirados por las calles y amontonados en determinados lugares a la vista de cualquier viandante junto con otros residuos.
A pesar de que Senegal ha aprobado dos leyes contra los plásticos, una en 2015 y otra en 2020, éstos continúan invadiendo el espacio público.