Federico Ariel, científico e investigador del Conicet de Argentina recibió el Premio Internacional Unesco-AI Fozan para la Promoción de Jóvenes Científicos en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM) por su trabajo sobre el papel que desempeña el ARN (ácido ribonucleico) largo no codificante en las plantas, para desarrollar tecnologías que puedan reemplazar los pesticidas sintéticos.
Esta es la primera edición del premio bienal, establecido por la Unesco en 2021, en asociación con la Fundación Al-Fozan en Arabia Saudita, que premió al científico argentino y a Abdon Atangana (37 años), de Camerún; Qiaomei Fu (39), de China; Hesham Omran (38) de Egipto; y Jelena Vladic (37), de Serbia.
El doctor Ariel, de 40 años ha sido reconocido con este premio global por su investigación en la que profundizó sobre el papel que desempeña el ARN largo no codificante en las plantas.
«Recibir un premio internacional de semejante prestigio permite hacer un balance y poner en valor el camino recorrido, que en mi caso empezó hace muchos años en Argentina, donde hice mi carrera universitaria y mi doctorado. Luego continuó en Francia y luego nuevamente en Argentina, como científico repatriado», dijo Federico Ariel.
A este premio se presentaron más de 2.500 candidaturas y el Dr. Ariel destaca que esta es una distinción que recibe también en reconocimiento a los equipos de trabajo que le apoyaron a llegar hasta esta instancia.
“La ciencia es un trabajo colectivo del que participaron mis diferentes y sucesivos grupos de investigación que dieron fruto a los avances tanto científicos como tecnológicos que me hicieron merecedor de este premio. En definitiva, como científico argentino, me reconforta poder hacer el balance y llegar a la conclusión de que fue y es posible desarrollarme profesionalmente en América Latina, generando conocimiento y tecnología para la región y el mundo”.
Dentro de los variados logros desarrollados en la carrera profesional de este científico argentino se encuentra el desarrollo de una plataforma para controlar la expresión génica en plantas y en patógenos.
“Desde hace más de una década trabajamos en el campo de la biología y la bioquímica del ARN en plantas. Gracias a nuestros avances científicos, entendimos cómo podíamos comunicarnos con las plantas mediante información codificada en ARN, haciendo aplicaciones exógenas (por spray, con tecnología no-transgénica). El ARN ocupa un lugar central en la biotecnología del siglo XXI, sobre todo a partir de las nuevas vacunas que emergieron durante la pandemia. Nosotros estamos diseñando soluciones basadas en ARN para la protección de cultivos, reemplazando pesticidas sintéticos por la información que la planta necesita para defenderse. Podría decirse que desarrollamos vacunas para cultivos, a diferencia que los humanos necesitamos que nos inyecten el ARN, y las plantas son capaces de absorberlo. Este tipo de tecnología es inocua, altamente específica y permite proteger a los cultivos de patógenos, de manera respetuosa del ambiente y de la salud de las personas. Por eso es tan promisoria en un contexto de cambio climático, y de crecimiento de la población mundial”, destaca Ariel.
El desarrollo de este tipo de tecnologías tiene un amplio impacto social al reemplazar los pesticidas sintéticos dañinos.
Durante su carrera profesional, Ariel desarrolló su propia start up APOLO BIO TECH y desde esa experiencia apoya el potencial del sector científico en aportar a los cambios tecnológicos.