La activista climática iraní-estadounidense y portavoz internacional de Extinction Rebellion, Sophia Kianni, advierte de que el discurso que coloca la responsabilidad de la crisis climática en los individuos lo que consigue es generar culpa, “un sentimiento muy poderoso que hace que la gente se cierre en banda y no quiera formar parte de la conversación”.
Así lo ha explicado en entrevista con EFE esta activista de 21 años, que ha pasado por Madrid para asistir al encuentro We Choose Earth Tour, una conferencia internacional organizada por la energética EDP que ha reunido a algunas de las “voces más críticas” contra el cambio climático y la justicia social, como la abogada y defensora de derechos humanos Amal Clooney.
Kianni, estudiante de Ciencia, Tecnología y Sociedad en la Universidad de Stanford (EE.UU.) y directora de la oenegé de traducción de textos climáticos ‘Climate Cardinals’ -iniciativa que ella misma fundó a los 17 años-, es además la asesora de Naciones Unidas más joven de la historia.
Ahora, a sus 21, acumula decenas de reconocimientos como, entre otros, ser listada entre los ‘30 under 30’ de la revista Forbes; amasa cerca de 200 mil seguidores entre sus distintos perfiles en redes sociales, y ha aparecido hablando sobre justicia climática y estrategias de comunicación en medios como The New York Times, The Guardian o The Washington Post.
“A menudo pienso en cómo he llegado tan lejos, de ser una joven preocupada de 18 años que hablaba en las redes a ser invitada a reunirme con presidentes y ministros”, confía Kianni.
“Nunca pensé que eso pasaría, y lo único que puedo hacer ahora es intentar aprovechar al máximo la situación para que puedan ver en mí a sus hijas, a sus nietas y a las personas por las que deberían preocuparse”, recalca.
Llamada a veces en la prensa la “Greta Thunberg” iraní-estadounidense, por su dilatada proyección pública a tan joven edad, la activista rechaza esta comparación, que considera “muy improductiva y muy injusta” pues “nuestros puntos de vista son muy matizados y tenemos diferentes visiones sobre la cuestión del cambio climático”.
“Amo a Greta, la considero mi amiga y he colaborado con ella en diferentes campañas, pero sinceramente creo que es muy improductivo y muy injusto comparar a dos mujeres entre sí”, alega, para añadir que “yo tengo mi propia plataforma y mis propias perspectivas sobre el problema del clima, y he elegido mi propia manera de participar en el activismo”.
Fridays for future
Kianni comenzó su activismo junto al movimiento Fridays for Future, que acababa movilizar masivamente a adolescentes de todo el mundo inspirados por las protestas solitarias con que Greta Thunberg -cuando esta activista sueca tenía apenas 15 años- pedía acción climática frente al Parlamento de Suecia.
“El movimiento que ha sido capaz de crear Fridays for Future, el impulso que ha generado para el debate sobre el clima, no tiene parangón con nada que haya surgido en la historia moderna reciente”, valora Kianni.
Este movimiento, liderado principalmente por estudiantes de institutos pero también de universidades, surgió en paralelo a Extinction Rebellion, más centrado en la desobediencia civil no violenta pero que también demanda acción inmediata para detener el calentamiento global.
Kianni explica esta casualidad de que simultáneamente nacieran dos movimientos climáticos globales a la creciente “sensación de urgencia y de que no podemos seguir con nuestro futuro sin incluir el clima en las conversaciones”.