Proteger barreras naturales como arrecifes de coral, manglares y bosques costeros “reduce la vulnerabilidad y los daños catastróficos” de las poblaciones ante inundaciones y tsunamis, han insistido a Efe varios expertos con motivo, hoy, del Día Mundial de Concienciación sobre los Tsunamis.
El desastre natural más destructivo
Este fenómeno, que puede originarse por diversas causas -desde terremotos submarinos hasta la caída de un gran meteorito, pasando por la actividad volcánica o grandes deslizamientos de tierra-, está considerado el desastre natural “más destructivo” en mares y océanos, ha detallado el director de la Red Sísmica Nacional, Juan Vicente Cantavella.
Según algunos estudios, para 2030 al menos la mitad de la población mundial vivirá en zonas sujetas a posibles desastres naturales, entre ellos los tsunamis, por lo que es preciso tomar medidas para evitar siniestros como el de 2004.
Ese año, un tsunami con olas de más de 30 metros arrasó las costas de Indonesia y dejó tras de sí más de 200.000 víctimas según cálculos oficiales.
A pesar de ello, el desastre habría sido mayor “de no haber sido por su arrecife de coral y los manglares que se encuentran en su costa”, que sirvieron como barrera protectora natural para “disminuir su agresividad”, ha explicado el experto en geofísica marina y vicedirector del Instituto de Ciencias del Mar del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Valentí Sallares.
Protección de la biodiversidad
En consecuencia, la destrucción de este tipo de biodiversidad es, junto con la construcción de infraestructuras en primera línea de costa, uno de “los principales problemas que aumentan la vulnerabilidad de las ciudades” ubicadas en el litoral.
Por ello, en el caso de Indonesia, las autoridades promueven actualmente la repoblación de manglares como manera “eficiente y barata” de protección y concienciación.
El previsto aumento del nivel del mar por la amenaza del calentamiento global también afectaría “considerablemente” a las costas, con lo que la llegada de otro tsunami “se adentraría más aún en el interior de las poblaciones” y causaría más daño a la zona.
Planes de prevención
En Costa Rica, país amenazado por esta posibilidad, existe el Sinamot, un programa consolidado de la Universidad Nacional de este país centroamericano cuya misión es reducir el riesgo de este tipo de catástrofes.
Su coordinadora, Silvia Chacón, ha insistido en la importancia de los planes de prevención y respuesta, así como de contar con una infraestructura de seguridad y disponer de instrumentos para su detección como los mareógrafos, que miden la variación del nivel del mar, y las boyas de agua profunda, que registran el poder del tsunami para activar el plan de evacuación adecuado.
Chacón también ha destacado como un punto esencial la protección de la Naturaleza, “tanto la que habita en el fondo marino como en las costas”, pues ahí el tsunami “puede perder energía” al chocar y reducir su fuerza.
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