Desde el antiguo tranvía, pasando por la bicicleta, el tren, las «chivas» (bus escalera), el Metro, los automóviles y los modernos taxis, la movilidad en Colombia ha evolucionado como un fenómeno fascinante, pero con enormes y alarmantes retos en el presente. Con una geografía complicada, los ecos de una compleja disparidad que afecta tanto a usuarios como a transportadores están cada vez más presentes en ciudades pequeñas, como Ciénega, Maicao, Riohacha, Quibdó, Florencia, Lorica, Fusagasugá y Baranoa.
En gran medida, este fenómeno se debe a varias deficiencias. Entre las principales está que las infraestructuras actuales no cubren todas las necesidades de un transporte adecuado. Esto es aún más crítico en el campo de la movilidad en las ciudades pequeñas, que no están totalmente modernizadas y siguen patrones tradicionales que a menudo limitan tanto a pasajeros como a conductores; al contrario de lo que ocurre en las grandes ciudades. De hecho, Colombia ocupa actualmente el puesto 104 de 141 en cuanto a calidad de las infraestructuras de transporte terrestre, según datos del Foro Económico Mundial.
A esto se añade un ecosistema complejo en el que los ciudadanos se enfrentan a la carga de opciones con precios elevados, inseguridad y un mercado no regulado. A principios de 2023 se anunció un aumento del 12,53% en las tarifas del transporte público. Por otro lado, este año también se anunció un incremento de las tarifas del taxi tradicional a nivel nacional, que se aplicará a partir de este mes de agosto de forma «dinámica», como ocurre en algunas plataformas, con un impacto directo en el bolsillo de los usuarios, que tendrán que pagar más por una carrera en vehículos que necesitan modernizarse.
Por su parte, la movilidad como medio de vida de los conductores también se posiciona como un gran problema. En el caso de los taxistas, por ejemplo, pueden pasarse horas malgastando combustible mientras recogen a un pasajero, vagando sin rumbo, atrapados en una demanda que no es continua ni segura, a la espera de un cliente que pague su elevado precio. Se produce así una tensión que se traduce en injusticia y poca libertad de elección.
De este modo, tanto los pasajeros como los conductores se merecen algo mejor. Un sistema donde la negociación sea transparente, las tarifas justas, con más seguridad y equidad. Ante esto, los viajes a través de plataformas ofrecen alternativas accesibles, rentables, cómodas y seguras, cambiando las reglas del juego. Así, los viajes a través de apps tienen un gran terreno abonado en un contexto en el que el móvil sigue siendo la principal fuente de acceso a Internet, con 7 de cada 10 habitantes conectándose de esta forma.
Así, entre los principales beneficios que ofrecen las apps de movilidad está la accesibilidad, ya que con un teléfono móvil, los usuarios pueden solicitar rápidamente un viaje sin importar la hora, el lugar o la ubicación, además de poder rastrear la ubicación del conductor en tiempo real. Quizás hoy esto parezca muy sencillo, sobre todo para las nuevas generaciones, pero hace unos años era impensable.
Por otro lado, se trata de viajes más asequibles. Y es que, ya sea por el mal tiempo, el tráfico en hora pico o la desregulación, los precios de los servicios de movilidad tradicionales suelen ser muy caros. Además, las apps de movilidad dan prioridad a la seguridad a través de diversas funciones, como la comprobación de los antecedentes del conductor, el seguimiento del vehículo en tiempo real y la posibilidad de compartir los detalles del viaje con contactos de confianza. Este aspecto es especialmente importante en ciudades con pocas alternativas de transporte, ya que garantiza a los pasajeros un medio de transporte cómodo y seguro.
Por último, está el trabajo por oportunidad. La tecnología de la movilidad no sólo beneficia a los pasajeros, sino que también ofrece mejores oportunidades a los conductores, ya que conducir con apps les da la posibilidad de tener un trabajo flexible en el que son dueños de su propio tiempo; o como alternativa para tener ingresos extra.
En conclusión, la tecnología se posiciona como un aliado que ayuda a resolver diferentes problemas de movilidad en el día a día, a través de aplicaciones de viaje que han venido a cambiar las reglas del juego en las ciudades, donde su uso se ha vuelto crucial para cualquier persona. Sin embargo, es cierto que los modelos deben apostar por una mayor transparencia, seguridad y atención al usuario, tanto en las grandes ciudades como en las pequeñas. Hoy en día, la tecnología debe ser un puente entre los servicios, las necesidades y el elemento humano.