El felino continúa en peligro de extinción y los humanos hacen lo imposible por desaparecerlo sin tener en cuenta que su punto final igual es el del hombre.
El jaguar es uno de los animales que más habita las montañas de América Latina, pero su conservación siempre se ha encontrado en riesgo debido a que cada día el humano invade más su espacio, por lo que el desconocimiento, miedo, la caza, la deforestación y demás actividades ha hecho que su población disminuya considerablemente, colocando en riesgo el resto del ecosistema.
En diálogo para el portal Diariolaeconomia.com, el líder de alianzas y de corredores suramericanos de la Fundación Panthera, el estadounidense Matt Hyde, dijo que el jaguar «sigue perdiendo hábitat y espacio por toda la arremetida de la deforestación y la eliminación sistemática de bosques» que conlleva a la pérdida de las presas usuales del felino. Denunció que en tiempos de Covid-19, «la tala de bosques reportó un crecimiento alarmante ya que muchas personas con intereses varios aprovecharon el confinamiento para destruir selvas».
El representante de Fundación Panthera afirmó que el embate contra el medio ambiente fue tal que la tasa de deforestación superó con creces la tendencia de años anteriores. Agregó que sitios esenciales para el jaguar por sus corredores como Guaviare, Guainía y Caquetá (Colombia), siguen mostrando unos indicadores muy altos de deforestación, agudizando el lamentable devenir del gato manchado, de otras especies y sellando una tragedia de magnitudes inimaginables, escenario que debe ocupar con mayor intensidad la retadora tarea de las autoridades ambientales.
Es tan apremiante la realidad del hombre si desaparece el jaguar que inclusive todo el tema de pandemias podría agudizarse porque no habría depredación, dándole espacio a nuevos escenarios microbiológicos que terminarían atacando al hombre. Hoy hay muchos males endémicos en las selvas, pero sin los gatos muy seguramente estos se multiplicarían y lo que es peor podrían fortalecerse.
Todo en la vida tiene una consecuencia y en el caso del jaguar, si este desaparece de la faz de la tierra habrá menos árboles, menos agua y con ello más vulnerabilidad en los animales que empezarían a experimentar nuevas patologías. Si las especies decaen, si la enfermedad las afecta, el impacto será generalizado puesto que los hombres o comunidades que consumen carne del monte estarán expuestos y con ello seguirá escalando la amenaza bacteriana, microbiológica y viral, todo un contexto de miedo. Muchos, pero muchos ignoran esto.
En ese orden de ideas es bueno hacer un llamado respetuoso, pero lleno de angustia porque no hay autoridad que detenga unos grupos de todo tipo de procedencia que, por ignorancia, ambición o crueldad, arremeten contra la selva sin temor ni advertencia alguna porque es factible que vean al estado muy débil o que pasen por alto el mandato no solo gubernamental sino constitucional que invoca por encima de todo el derecho a la vida.
El jaguar, aseguró Hyde, está cada vez más amenazado habida cuenta que no hay autoridad y las reservas ambientales siguen desplomándose, sencillamente porque hace falta personal y efectivos estatales para enfrentar la desenfrenada atomización de la naturaleza. Los perpetradores del hábitat ingresan a las selvas y hacen prácticamente lo que les viene en gana porque pareciera que el ecosistema no tuviera doliente en Colombia, un tema que debe sensibilizar y preocupar a muchos, empezando por el ejecutivo, empero involucrando a las tres ramas del poder público y desde luego a empresarios, academia y labriegos.