Más de 40 delfines y marsopas muertos hallados en las playas luego del desastre del pasado 25 de julio, las playas ennegrecidas por el combustible, los corales en riesgo y la amenaza sobre la continuidad del turismo, terminaron por colmar la paciencia de los habitantes de la isla Mauricio, en el océano Índico.
Miles de personas salieron a las calles de Port-Louis, la capital de Mauricio, para exigir transparencia en la gestión del desastre ecológico que causó el derrame de combustible del buque MV Wakashio.
“¿Puedes escuchar a los delfines llorar?”, “Tu incompetencia está destruyendo nuestra isla” o “Amo mi país. Estoy avergonzado de mi gobierno”, se podía leer en las pancartas que llevaron a las protestas.
Cabe recordar que el gobierno de la isla había dicho acerca de la muerte de los delfines que no se sabía cuál era la causa precisa y que no había motivos para relacionarla con el derrame.
Los manifestantes enarbolaron la bandera del país y llevaron puestas camisetas negras como símbolo de solidaridad tras la marea negra provocada por el derrame de petróleo.
Cientos de mauricianos por todo el mundo también protestaron en Ginebra, Luxemburgo, París, Montreal y Londres, entre otras ciudades.
Este desastre medioambiental representa un duro golpe para la economía de Mauricio, isla de poco más de un millón de habitantes situada en el océano Índico al este de Madagascar y muy dependiente del turismo.
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