A comienzos del 2020, la comunidad de la vereda Pensilvania, que hace parte de la zona rural del municipio boyacense de Moniquirá, quedó perpleja por la presencia de una osa andina adulta (Tremarctos ornatus) que deambulaba cerca de las viviendas de la zona.
Durante varios días, los habitantes vieron a este imponente mamífero bastante desorientado. Muchos pensaban que tarde o temprano se cansaría de explorar el territorio y regresaría al Santuario de Fauna y Flora Alto Río Fonce, de donde posiblemente era nativo por la cercanía con la vereda.
De repente, la osa decidió treparse en uno de los árboles de la zona urbana del municipio de Moniquirá para refugiarse. Allí se quedó casi que inmóvil, sin intención de bajar. La vulnerabilidad del animal, catalogado como el guardián de los bosques andinos, hizo reaccionar positivamente a la población.
“La gente empezó a comunicarse con diferentes entidades e instituciones ambientales para que ayudaran a la osa andina, una especie que ya está catalogada como vulnerable a la extinción debido a la acelerada pérdida del bosque y a la cacería por retaliación de los campesinos”, informó Nicolás Reyes Amaya, biólogo, mastozoólogo, PhD en ciencias biológicas y curador de la colección de mamíferos del Instituto Alexander von Humboldt.
Funcionarios de la Corporación Autónoma Regional de Boyacá (Corpoboyacá) y la Fundación Santuario del Oso de Anteojos acudieron al llamado ciudadano y en los primeros análisis notaron que la hembra estaba un poco baja de peso, es decir con una condición corporal que no era la más óptima.
“La autoridad ambiental del departamento tomó la decisión de capturar a la osa para luego reubicarla. Ese proceso, que contó con el apoyo activo de la comunidad, duró aproximadamente tres días. No fue fácil porque si era sedada se corría un alto riesgo de que cayera del árbol y se lastimara bastante”, manifestó Reyes.
La razón de la llegada de la osa al casco urbano de la vereda es todo un misterio. Según el biólogo del Humboldt, el animal pudo desubicarse al ser perseguido por perros y terminó llegando a una zona con potreros y una alta presencia humana.
Mientras Pensilvania cumplía su proceso de rehabilitación, los expertos tomaron la decisión de instalarle un collar de telemetría con GPS para rastrear sus movimientos cuando sea liberada en el santuario Alto Río Fonce, lo que se convertirá en todo un hito en Colombia.
“Pensilvania será la primera hembra de oso andino a la que se le instale un collar de telemetría con GPS en el país, con lo cual esperamos estudiar varios aspectos como su área de distribución, el uso de los ecosistemas y el grado de adaptación en su nuevo hogar: el bosque del santuario”, dijo Hernando García, director del Instituto Humboldt.
Por su parte, Reyes agregó que espera que el ejercicio con esta hembra sea igual de exitoso al llevado a cabo con Apipa Utut, el primer oso andino macho rastreado con GPS en el territorio nacional.