Las consecuencias por el desastre ecológico que generó en la isla Mauricio, en el océano Índico, el derrame de combustible de un barco encallado en uno de sus arrecifes de coral, empiezan a notarse trágicamente.
Esta semana fueron hallados en las playas de la costa de la isla más afectada por el derrame de combustible del buque MV Wakashio, los cuerpos sin vida o agonizantes de al menos 18 delfines y marsopas.
Los medios de comunicación de la isla informaron que los cadáveres fueron enviados al Instituto Oceanográfico de Mauricio en Albión para determinar las causas de la muerte.
«No hemos visto nunca esto; nadie ha presenciado la muerte de tantos delfines a la vez, así que toda la isla está en ‘shock’, nadie habla de otra cosa», explicó a la agencia de noticias Efe Mokshanand Sunil Dowarkasing, asesor ambiental en Mauricio.
«Se debe, sin duda, a la toxicidad del agua», coincidió el oceanógrafo Vassen Kauppaymuthoo, en declaraciones al diario local ‘Le Mauricien’ y dijo que se trata apenas del comienzo de las consecuencias que está dejando el derrame de combustible, ocurrido el pasado 25 de julio.
De acuerdo con Kauppaymuthoo, los productos tóxicos que han contaminado el mar son un veneno muy poderoso y por lo tanto lo más seguro es que se produzcan efectos a largo plazo para toda la biodiversidad marina.
Pese a ello el gobierno local asegura que no hay traza hidrocarburos en los delfines muertos o en su sistema respiratorio por el momento, de acuerdo con los resultados iniciales.
Greenpeace África dijo que sospechan que la cifra es mayor e incluso podría incluir a cachalotes y marsopas que ingirieron el hidrocarburo. “Este es un día profundamente triste y alarmante para el pueblo de Mauricio y para su singular biodiversidad, conocida y apreciada por la comunidad internacional», afirmó el director de campañas de clima y energía para Greenpeace África, Happy Khambule.
A pesar de la posición de las autoridades, la mayoría de ecologistas y activistas no les cabe duda de que es por el vertido. El barco se partió en dos, lo que aumentó el miedo a que provocara una catástrofe todavía mayor.
En un dispositivo que empezó el pasado 19 de agosto, dos barcos arrastraron la proa del granelero unos 15 kilómetros mar adentro, para ser completamente hundida a unos 3.180 metros de profundidad en el océano Índico.
La popa del MV Wakashio, en cambio, continúa varada en los arrecifes de Pointe-d’Esny. La semana pasada, la Policía de Mauricio detuvo al ciudadano indio Sunil Kumar Nandeshwar, capitán del barco, y a su segundo, el esrilanqués Tilakara Ratna Suboda, acusados de poner en peligro una navegación segura y quienes se personaron ayer ante un tribunal.
Ambos hicieron una comparecencia de trámite ante el Tribunal de Port-Louis, capital mauriciana, que los mantuvo en prisión preventiva hasta el próximo 1 de septiembre, cuando deberán acudir de nuevo a la corte.