Más de 300 personas murieron por el terremoto de magnitud 7,2 que afectó este sábado a Haití, de acuerdo con un nuevo balance de Protección Civil, que da cuenta de «cientos de heridos y desaparecidos».
Del total de fallecimientos, 158 se produjeron en el sur, según el informe de Protección Civil.
El Servicio Geológico de EE. UU. emitió inicialmente una alerta de tsunami, previendo posibles olas de hasta tres metros a lo largo de la costa de Haití, pero poco después la levantó.
El largo temblor se sintió en todo el país y ya se han registrado daños materiales en varias ciudades, según imágenes de testigos publicadas en redes sociales.
Una situación «dramática». Así definió el primer ministro de Haití, Ariel Henry, los momentos que vive el país.
Henry se dirigió a los afectados. «Presento mis condolencias a los familiares de las víctimas de este violento seísmo que ha ocasionado varias pérdidas en vidas humanas y materiales en varios departamentos geográficos del país», expresó el primer ministro en Twitter.
Henry también aseguró que se están movilizando «todos los recursos» del Gobierno y apeló al «espíritu de solidaridad» de los haitianos para hacer frente a este desastre. El primer ministro declaró el estado de emergencia durante un mes para hacer frente a las consecuencias del terremoto.
Los medios locales reportan afectaciones especialmente en las localidades del sur de Haití, como Saint-Louis du Sud, Les Cayes y Jéremie.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, autorizó «ayuda inmediata» para hacer frente al desastre y nombró a Samantha Power, administrativa de la Casa Blanca, como coordinadora de la respuesta humanitaria.
El sismo, que hizo temblar las casas y obligó a la población a buscar protección, se produjo hacia las 8H30 locales (12H30 GMT) y tuvo su epicentro a 12 km de la ciudad de Saint-Louis-du-Sud, que se ubica a unos 160 km de la poblada capital haitiana, Puerto Príncipe, según del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
El 12 de enero de 2010, un terremoto de magnitud 7 devastó la capital haitiana y varias ciudades de provincia, y causó la muerte de más de 200.000 personas y dejó otras 300.000 heridas.
Más de un millón y medio de haitianos se quedaron sin hogar, dejando a las autoridades de la isla y a la comunidad humanitaria internacional ante un reto colosal en un país que carece de un registro de tierras y de códigos de construcción.
El terremoto destruyó cientos de miles de viviendas, al igual que edificios administrativos y escuelas, así como el 60% del sistema sanitario de Haití.