Las plantas silvestres, como consecuencia de diversas causas antrópicas, llevan tiempo sufriendo cambios en su variabilidad, distribución o periodos de floración y maduración, pero lo más alarmante es la disminución en la abundancia de 241 plantas y 21 hongos silvestres que afecta de forma «crítica» a las comunidades indígenas de todo el mundo.
Así lo ha asegurado en una entrevista a Efe Christoph Schunko, biólogo alemán y autor principal de los estudios «Las percepciones de las comunidades locales sobre el cambio en las plantas silvestres comestibles y los hongos: una revisión sistemática» y «Crecer en el paisaje de Betsileo: el conocimiento de las plantas comestibles silvestres de los niños en Madagascar», cuando hoy se celebra el Día Mundial de la Vida Silvestre.
A partir de un muestreo, una recolección de datos y un posterior análisis, el primero de los trabajos revisa 78 estudios en los que se observan siete tipos de cambios percibidos en plantas y hongos silvestres de todo el mundo y, de ellos, el que más se registra es el decrecimiento de la abundancia, en un 92 % de los casos, algo «sorprendente» para Schunko y su equipo, puesto que esperaban «una distribución más equitativa de los cambios observados».
El trabajo certifica una disminución en la abundancia de 241 plantas y 21 hongos silvestres, de los cuales un 76 % son frutas y verduras; de las 241 plantas, 55 son parientes silvestres de cultivos (23 %) y 39 son cultivadas por comunidades locales (16%).
Schunko cree que la situación «ya es bastante crítica para muchas comunidades indígenas» y menciona regiones como Australia, el norte de América o partes de México, lugares donde problemas como la obesidad y la desnutrición son ya «muy preocupantes» y que están causadas por «alimentos enriquecidos con grasas y azúcar para reemplazar los que están hechos con recursos de plantas silvestres recolectadas tradicionalmente».
Los impulsores del decrecimiento en la abundancia aparecen mencionados en 56 de los 78 estudios revisados, son numerosos y cambian dependiendo del lugar.
No obstante, el cambio del uso de suelo y la explotación directa son los impulsores que más aparecen, en 42 y 32 estudios, respectivamente.
Además, tanto las causas como las consecuencias de la reducción de la abundancia son mucho más visibles en «los climas secos y tropicales que en los templados y continentales».
Más allá de los efectos causantes ya citados, Schunko considera que «también están ocurriendo muchos cambios culturales que hacen que las personas cosechen menos especies».
En cuanto a las soluciones, «deben analizarse a nivel local», según Schunko, quien aboga por una «estrategia bidireccional» que contemple aumentar la conciencia sobre el problema a nivel nacional e internacional para así «apoyar a las comunidades locales en lo que sea que necesiten para contrarrestar las tendencias actuales».
Concretamente, en el estudio se aboga por lograr una preservación del conocimiento local de los comestibles silvestres y por llevar a cabo un seguimiento e inventariado de las diferentes especies silvestres junto al establecimiento de áreas protegidas.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 15 llama a detener la pérdida de biodiversidad, ya que la ONU contabiliza 8.400 especies de fauna y flora en peligro crítico de extinción, junto con otras más de 30.000 que son vulnerables o se encuentran en peligro de extinción.
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