Un ave con un plumaje negro como el ébano y algunas plumas pintadas de amarillo encendido se camufla en los árboles de los bosques del norte de la cordillera de los Andes. Solo el color azul del iris de sus ojos resalta entre la tupida vegetación.
Se trata del cacique montano norteño (Cacicus chrysonotus leucoramphus), una especie que en el mundo solo habita en los relictos de bosque tropical distribuidos en los Andes de Colombia, Venezuela, Ecuador y Perú, ubicados entre los 2000 y 3600 metros sobre el nivel del mar.
Los machos adultos presentan un mayor tamaño que el de las hembras y tienen el iris azul, mientras que el de los juveniles es marrón oscuro. Su período reproductivo abarca desde febrero hasta julio.
Es una de las más de 1.900 especies de aves que hacen presencia en Colombia, con varios registros en el departamento de Nariño, donde anida en colonias pequeñas de tres a seis nidos en cada árbol. Los pocos estudios que hay sobre este cacique indican que produce al menos tres tipos de llamados, con repeticiones de notas y varios armónicos.
Sin embargo, actualmente existen vacíos respecto al comportamiento social y vocal de esta especie, un panorama que llevó a seis científicos a dar marcha a una investigación sobre sus cantos y vocalizaciones en el sur del país.
“En las aves, el medio acústico representa el método de comunicación más utilizado dentro del contexto social. Las vocalizaciones presentan estructuras acústicas variadas y funciones específicas como alerta grupal, competencia por territorios y cortejo”, afirman los expertos en un artículo publicado en la revista Biota Colombiana.
La laguna de La Cocha, un lago tropical de alta montaña que hace parte del humedal de importancia internacional Ramsar y que está asociado a ecosistemas de bosque montano, fue el lugar seleccionado para analizar los sonidos de esta especie.
Los muestreos, realizados entre septiembre y diciembre de 2018, abarcaron las localidades de El Motilón, El Romerillo, Santa Rosa y Santa Teresita, sitios ubicados entre los 2,800 y 3.200 metros sobre el nivel del mar.
“En cuatro colonias de anidación logramos monitorear 11 machos adultos. Cada una fue monitoreada durante jornadas de 12 horas, desde las cinco de la mañana hasta las cinco de la tarde, para un muestreo total de 144 horas”, cita el artículo en Biota Colombiana.
Los científicos realizaron grabaciones acústicas y registros conductuales de las aves empleando dos grabadoras portátiles con micrófonos condensadores unidireccionales. En total obtuvieron 221 vocalizaciones de los 11 machos adultos.
Este artículo, titulado “Vocalizaciones asociadas al comportamiento colonial de Cacicus chrysonotus leucoramphus en Colombia”, fue elaborado por los investigadores David Alejandro Guaitarilla, Juan Pablo Ortiz-Pérez, Jhon Jairo Calderón-Leytón, Carlos Mauricio Trujillo-Torres y Ronald A. Fernández-Gómez, de la Universidad de Nariño; junto con Miguel A. Gómez-Martínez, de la Universidad Veracruzana.
Comportamientos en el hábitat
Antes de grabar los sonidos de los caciques machos, los expertos analizaron detalladamente sus comportamientos, logrando evidenciar que la construcción de los nidos, alimentación y cuidado de las crías son tareas exclusivas de las hembras.
“Los machos se mantienen vigilando el área de nidificación, utilizando principalmente los sitios de preferencia como perchas cercanas a los nidos, las cuales son disputadas constantemente por todos los machos de la colonia”, afirman los autores del artículo.
El cacique montano norteño presenta cuatro conductas, así: vigilancia, alerta, defensa territorial y cortejo. Las primeras tres se registraron en las cuatro colonias evaluadas, mientras que el evento de cortejo fue único de la colonia en Santa Teresita.
“Durante la vigilancia, los machos permanecieron en posición vertical con las alas ligeramente hacia adelante, descubriendo el plumaje amarillo de su dorso mientras observaban a su alrededor. Esta conducta fue registrada sobre los nidos, en eventos de construcción o alimentación de las crías”, mencionan los autores.
Cada vez que evidencian la presencia de intrusos, como perros o seres humanos, o depredadores, los caciques se mantienen en alerta. Según el artículo, “esta conducta estuvo acompañada de vocalizaciones realizadas repetidamente tanto por el macho centinela como por los demás miembros del grupo”.
Los machos interactuaron para ocupar los lugares de preferencia en el árbol donde se ubica la colonia, un comportamiento denominado defensa territorial. Entre las características de esta conducta están enervar las plumas del dorso y cabeza, además realizar aleteos visibles para amenazar al macho rival.
“Registramos un evento de enfrentamiento entre los individuos de la misma colonia en la localidad El Romerillo. No evidenciamos defensa territorial ante la presencia de la (Turdus fuscater) o la pava andina (Penelope montagnii), especies con las cuales el cacique comparte sitios de forrajeo”.
El único cortejo avistado se presentó en una zona alejada de los nidos. El macho adoptó una posición inclinada hacia adelante, moviendo su plumaje, realizando leves aleteos y dando pequeños saltos acompañados de vocalizaciones para acercarse a la hembra, que respondió adoptando una posición solicitante.
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