En el marco de la celebración del Día Interamericano de la Calidad del Aire, es importante realizar un análisis y una profunda reflexión respecto a las acciones contaminantes del hombre que modifican las condiciones de este. De acuerdo con el AQLIC (Índice de Calidad del Aire y Vida de la Universidad de Chicago), cerca del 97,3% de las personas del mundo, inhalan toxinas con regularidad, esto es avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y representa un indicador grave para la calidad de vida y salud de los humanos.
Desde la industrialización, en el planeta se han acelerado procesos que conllevan a la proliferación de diversos gases a la atmósfera y ambiente. Actualmente, son los países en vía de desarrollo e industrialización quienes viven las consecuencias más graves, Colombia no está exenta de esto, según estadísticas del Gobierno Nacional, en promedio, cada año mueren en Colombia 15.000 personas por enfermedades asociadas a la mala calidad del aire, de esos fallecidos, por lo menos 2.403 se registraron en Bogotá, durante el 2019.
Lina Miranda y Sergio Moncada, egresados de la Universidad El Bosque, en su tesis de grado de 2021, en la que contaron con el apoyo del Instituto de Salud y Ambiente de la misma Universidad, evidenciaron cómo el comportamiento de las variables atmosféricas se relaciona con la Infección Respiratoria Aguda (IRA), en dos localidades de la ciudad de Bogotá. Diversos factores asociados a las características sociodemográficas, urbanas y ambientales de las localidades podrían influir en la manifestación de IRA. Por ejemplo, la edad o el ciclo de vida, así como el nivel socioeconómico y el acceso a un adecuado sistema de salud, además de elementos del ordenamiento urbano y ambiental como el vivir en cercanías a vías en mal estado o la accesibilidad a espacios públicos urbanos, son factores que aumentan la susceptibilidad de las personas de manifestar IRA.
“Así, para las localidades de Usaquén y Kennedy, entre los grupos poblacionales con mayor sensibilidad a la IRA se destacan los individuos pertenecientes a la primera infancia (0 – 5 años), seguido de los individuos con edades entre los 27 – 59 años (adultos) y los pertenecientes a estratos dos y tres. Sin embargo, se precisa que la manifestación de enfermedades de tipo respiratorio dependerá de la población, el tiempo y el área geográfica de estudio”, mencionan Miranda y Moncada, al especificar cuál vendría siendo la población más afectada por la calidad ambiental.
Algo que es indispensable comprender en este caso, es que los eventos de contaminación atmosférica también generan todo tipo de enfermedades sobre la salud humana como lo son las cardiopatías isquémicas, accidentes cardiovasculares, enfermedades pulmonares crónicas y agudas, entre otras. Por esto, es importante reconocer mundialmente que la contaminación del aire es una amenaza que está afectando a la humanidad diariamente.
“En cooperación articulada con los gobiernos, las industrias, el sector privado y la ciudadanía, es importante formular y ejecutar estrategias que insten una responsabilidad compartida de los diferentes actores sociales en aras de construir espacios de justicia ambiental. Incentivar el desarrollo de estudios y la investigación en materia de salud y epidemiología ambiental que permitan ampliar el conocimiento sobre las implicaciones de la mala calidad ambiental sobre el bienestar de la población; al tiempo que, la comprensión de las dinámicas ambientales permitiría estimar los costos de oportunidad que recaen sobre el sistema de salud”, comentan Miranda y Moncada.
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