La producción y consumo de plástico en el mundo en un problema que está deteriorando el planeta a una velocidad que ningún otro elemento generado por los seres humanos lo había impactado.
Las aguas de los ríos, lagos, lagunas y del mar contienen grandes cantidades de plásticos y microplásticos que no solo afectan a las especies que habitan en esas aguas, sino que se transmiten a los seres humanos cada vez en mayores cantidades y con afectaciones que todavía no somos capaces de determinar.
«Anualmente se producen en el mundo 400 millones de toneladas de plástico,”, recuerda María Alejandra González, Coordinadora de la Política de Plásticos de WWF en Latinoamérica y El Caribe.
«La producción y consumo de plástico está creciendo”, lamenta Rebecca Prince-Ruiz, fundadora y directora ejecutiva de la Fundación Plastic Free, impulsora de la campaña global ‘Plastic Free July’.
Esta iniciativa invita a revisar los hábitos de consumo y dejar atrás al menos un plástico descartable de la rutina diaria. El año pasado, cerca de 174 millones de personas en el mundo participaron en ella, de las cuales más de cinco millones en Brasil y de tres en Colombia, aunque también 482.000 personas en Chile y 273.000 en Perú, según los datos facilitados por Prince-Ruiz.
«América Latina es una de las regiones que menos plásticos produce, alrededor del 4 por ciento”, apunta González, recordando que, en cuanto a consumo, la región se sitúa en alrededor del 8 por ciento.
«Es bajo comparado con las regiones dónde está concentrada la producción y el consumo de plástico como son Asia, Norteamérica, principalmente los Estados Unidos”, agrega.
«El consumo promedio de plásticos en la región ronda los 46 kilogramos por persona por año, apenas por encima del promedio global (45 kilogramos), pero muy por debajo de los países de la OCDE, donde el promedio es de 156 kilogramos por persona”, complementa Juan Manuel Bruñol Silvani, Coordinador de Comunidad en Unplastify.
Esta organización argentina adaptó la campaña global ‘Plastic Free July’ al contexto latinoamericano en 2019 «poniendo el foco en la prevención y educando, creando comunidad y promoviendo el cambio desde la acción cotidiana”, explica Bruñol asegurando que «el cambio sistémico requiere acción colectiva y regional”.
«Chile fue el primer país en América Latina en alinearse con el movimiento, introduciendo prohibiciones de uso de bolsas de plástico y promoviendo campañas sin plásticos desde 2018”, recuerda Prince-Ruiz destacando la contribución que hacen las organizaciones locales en la región «compartiendo y promoviendo el cambio”.
«Plataformas como Bioguia y Unplastify empezaron a usar el término ‘Julio sin plástico’, en su contenido en español y desafíos, ayudando a popularizarlo en Argentina, Uruguay y México”, añade subrayando que desde 2019, «los participantes evitaron 1.750.000 millones de toneladas de plástico”.
A pesar de ello, «América Latina todavía tiene retos muy grandes en cuánto a cobertura de recolección de residuos sólidos”, puntualiza la Coordinadora de la Política de Plásticos de WWF en Latinoamérica y El Caribe.
«Alrededor del 60 por ciento de la producción de plásticos es para los productos de uno solo uso y alrededor del 70 por ciento del plástico que se encuentra en la naturaleza o en los océanos corresponde a plásticos de un solo uso”, recuerda Gonzalez recalcando que, a pesar de que «en muchos países de América Latina han prohibido esos plásticos, no hay una armonización regulatoria”.
«Países como Chile, Colombia y México se destacan por contar con regulaciones nacionales para reducir plásticos de un solo uso, y por participar activamente en negociaciones internacionales como el Tratado Global contra la Contaminación por Plásticos”, complementa el Coordinador de Comunidad en Unplastify.
En la otra cara de la moneda se encuentran Venezuela, Paraguay o Bolivia. «Aún no cuentan con marcos regulatorios sólidos, en parte por limitaciones institucionales y falta de alternativas accesibles”, lamenta Bruñol recalcando el poder de la campaña.
«Visibiliza la problemática, promueve hábitos sostenibles y une a países con distintos niveles de avance en una acción regional coordinada”, afirma el argentino convencido de su potencial para generar conciencia, inspirar nuevos hábitos y movilizar a gobiernos, empresas y ciudadanía.
«Este año la campaña se enfoca en los pequeños pasos que todos podemos hacer para marcar una gran diferencia. El compromiso sin plástico anima a la gente a escoger un solo producto a evitar (botellas de plástico, vasos desechables, bolsas de plástico o envoltorios de plástico para alimentos).
Haciendo un compromiso y compartiéndolo a través de las redes sociales, podemos animar a otras personas y juntos marcar una gran diferencia”, asegura la fundadora de la Fundación Plastic Free.
La campaña 2025 cuenta con la participación de más de 30 organizaciones aliadas, empresas y medios de comunicación y plataformas de contenido de países como Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Costa Rica, El Salvador, Ecuador, Guatemala, México, Perú, República Dominicana, Uruguay, Venezuela y Estados Unidos.
«Este año proponemos una historia compartida: sumar microdesafíos diarios y contenidos de la comunidad para mostrar que el cambio es posible y real”, recuerda el Coordinador de la Comunidad de Unplastify.
Para Yve Ramírez, autora del libro ‘Residuo Cero’, «el mejor ejercicio para empezar a reducir el plástico, es observar y guardar toda la basura que produces para que veas lo que vas acumulando”.
«Cuando haces ese ejercicio, te vas a pensar mejor a la hora de comprar lo que viene en plástico”, testifica. Ante las distintas realidades de cada persona, apuesta por «ver dónde cada uno cojea y que puede evitar y empezar a buscar alternativas. Según las disponibilidades que tenga alrededor, será más fácil reducir por un lado o por otro”, concluye la experta venezolana.
*Tomado de DW