Con signos de cautiverio y pronóstico reservado fue ingresada el martes 23 de marzo de 2021 una hembra de puma (Puma concolor) de pocas semanas de nacida al Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre – CAV, operado entre el Área Metropolitana del Valle de Aburrá y la Universidad CES.

El animal fue entregado por una familia que lo tenía en cautiverio a la Policía Ambiental y Ecológica en su vivienda en zona urbana del Occidente de Medellín. Sus tenedores manifestaron que lo tenían hace pocos días, proveniente de la Orinoquía colombiana, traído por una persona cercana al grupo familiar.

Sin embargo, en el examen clínico practicado en las instalaciones del CAV, la pequeña hembra mostró inicios de una enfermedad metabólica ósea, es decir, deformidades en los huesos de sus patas traseras, que le causan dificultad para caminar. Esto es originado en dietas insuficientes, que no le brindan los nutrientes necesarios para desarrollarse bien.

También, la felina presenta secreciones en los ojos, pelo en mal estado, congestión respiratoria y problemas digestivos. Además, muestra un comportamiento amansado, lo que dificultará su proceso de recuperación y una posible rehabilitación. Todo esto, sumado a su corta edad, hace que para los profesionales del Centro su pronóstico sea reservado.

“Sus problemas de salud nos requerirán mayor manipulación, lo que hace aún más difícil eliminar el vínculo con los seres humanos, algo esencial para que este puma pueda volver a la vida silvestre”, explicó Elbert Ramos Espitia, coordinador del Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre – CAV.

En este centro se le dará atención médica especializada: en los próximos días se le practicarán imágenes diagnósticas y pruebas de laboratorio para detectar posibles patologías, iniciar tratamientos médicos y valoración biológica y nutricional, con el fin de que su estado mejore y crezca saludablemente.

El puma es uno de los seis felinos silvestres con distribución en Colombia y el segundo más grande después del jaguar. Esta cachorra, que pesó 800 gramos a su ingreso, podría ser una adulta de 50 kilogramos de peso en un par de años. En cuatro meses perderá sus manchas y sus ojos dejarán de ser azules para tornarse amarillos.

Si bien su tenencia en cautiverio no es común, sus poblaciones se están viendo amenazadas por la cacería y la pérdida de hábitat. La captura y tenencia ilegal de cachorros de felinos como este afecta directamente la salud de los ecosistemas, pues su actividad como depredador tope fortalece las cadenas tróficas, permitiendo la diversidad y el equilibrio de sus hábitats.

Las instituciones invitan a la comunidad a no extraer ni comprar animales silvestres para tener en casa, con el fin de evitar que estas situaciones se sigan repitiendo. Los habitantes de la zona urbana del Valle de Aburrá pueden comunicarse a la línea de atención a emergencias con fauna silvestre del Área Metropolitana y la Universidad CES, al celular 3046300090, o acercarse a la Estación de Paso de fauna silvestre, ubicada en el parqueadero del Jardín Botánico de Medellín.

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