Los presidentes de Estados Unidos y Brasil, Joe Biden y Jair Bolsonaro, expusieron este jueves sus diferencias sobre cómo preservar la Amazonía en una primera reunión bilateral fría, en el marco de la IX Cumbre de las Américas.

La conservación del medioambiente, bajo amenaza en Brasil con índices récord de deforestación e incendios, fue uno de los temas centrales de la breve declaración que dieron ambos mandatarios previa a su encuentro en el Centro de Convenciones de Los Ángeles.

Biden reconoció que Brasil ha hecho «verdaderos sacrificios» para proteger la Amazonía, pero al mismo tiempo afirmó ante el líder ultraderechista que la comunidad internacional «debería poder ayudar» a Brasil a «preservar todo lo que pueda» el mayor bosque tropical del planeta.

Bolsonaro, un capitán retirado del Ejército que defiende la explotación de los recursos naturales hasta en reservas indígenas, siempre ha rechazado ayuda de otros países en territorio amazónico y así se lo dejó entrever hoy a su par estadounidense.

«A veces sentimos amenazada nuestra soberanía en aquella área (por la Amazonía), cuando Brasil preserva muy bien su territorio», aseveró el gobernante brasileño, ante un Biden de gesto serio y mirada al infinito.

A partir de ahí, Bolsonaro sacó pecho de su cuestionada política medioambiental, dijo que Brasil «es un ejemplo para el mundo» en esa área y que la legislación ambiental del país es «bastante rígida», la misma que su Gobierno ha intentado flexibilizar desde que asumió el poder, en enero de 2019.

La deforestación en la Amazonía brasileña ha alcanzado niveles récord con Bolsonaro, quien ha recortado sucesivamente el presupuesto de los órganos que fiscalizan los delitos ecológicos.

Según los últimos datos oficiales, entre enero y abril las alertas de deforestación en el bioma alcanzaron los 1.954 kilómetros cuadrados, con récords en tres de los cuatro primeros meses del año.

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