La Universidad de las Naciones Unidas (UNU), presentó un informe según el cual, en el mundo se produjeron 53,6 millones de toneladas de basura el año pasado. La cifra representa un desafortunado incremento del 21 por ciento con respecto a la de hace cinco años y, de acuerdo con el informe, para 2030 puede ascender a 74 millones de toneladas si no se actúa pronto.
Para hacerse una idea de lo que significa tal cantidad de residuos electrónicos generados en 2019, los investigadores han señalado que la cifra equivale a unos 350 barcos transatlánticos. Si se distribuyera de manera individual, a cada habitante del planeta le corresponderían 7,3 kilos de basura electrónica.
De acuerdo con Ruediger Kuehr, director del programa SCycle de la UNU, para que esta situación ocurra se unen dos variables: por un lado, el poco interés por la recolección y disposición adecuada de estos residuos, atribuible a gobiernos y empresas, principalmente.
El informe ‘Global E-waste Monitor’ de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) da cuenta de que el año pasado sólo se recogió y recicló el 17,4 por ciento de la basura electrónica producida en el mundo.
En segundo lugar, se encuentra también el descontrolado interés por cualquier tipo de aparato electrónico que se da en todos los países y que se puede atribuir al incremento de una clase media con mayor capacidad de adquirirlos.
Lo más grave es que muchos consideran que la pandemia por el covid-19 tiende a empeorar este panorama en el futuro, debido a que mucha más gente está trabajando y estudiando desde casa, lo que aumenta la demanda de equipos electrónicos.
El programa SCycle, de la UNU, promueve el consumo responsable en el mundo. David Malone, rector de la UNU y vicesecretario general de la ONU, hizo un llamado para que se hagan con urgencia mayores esfuerzos con el fin de asegurar que la producción global, el consumo y la retirada de equipos electrónicos y eléctricos se haga de una manera más inteligente y sustentable.
Mijke Hertoghs, responsable de Medio Ambiente de la Unión Internacional de Telecomunicaciones participó en la redacción del informe y destacó que el año pasado se quemaron o dejaron en los basureros de países en desarrollo, donde acaban la mayoría de los residuos, materiales como oro, plata, cobre, aluminio y otros con un valor aproximado de 57.000 millones de dólares.
Kuehr reconoció que en estos momentos es más barato arrojar a la basura estos equipos que reciclarlos para recuperar materiales valiosos, por lo que solicitó mayor acción por parte de Gobiernos, el sector privado y los consumidores. “Hay que desarrollar nuevos métodos para que la recolección sea mejor y reconsiderar nuestras prácticas actuales de consumo de equipo, probablemente hacia una economía más circular”, dijo Kuehr a la prensa.
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