Ángel Miguel Triana ignoró las señales. Pensó que sus fatigas y síntomas podían ser simplemente resultado del cansancio por sus jornadas laborales, pero no pasó mucho tiempo para que su cuerpo le manifestara que esos episodios eran signos de alarma de un ataque cardíaco. “Hace unos días venía sintiendo un malestar que no me permitía descansar bien, había perdido el sueño, se me dificultaba respirar y sentía mucho desaliento, pero uno no le presta mucha atención a eso porque siempre le da prioridad a otras cosas”, cuenta el paciente, de 52 años de edad.
Los síntomas eran cada vez más frecuentes e intensos hasta que un día, estando en reposo, sintió un fuerte dolor en el centro del pecho que se desplazaba hacia el cuello y su respiración era cada vez más asfixiante.
Esto lo obligó a acudir de urgencia a un centro médico en Curití (Santander) -municipio en el que reside y es alcalde-, y fue allí donde los médicos, tras realizarle un electrocardiograma, le diagnosticaron infarto de miocardio con elevación del ST. Es decir, la arteria principal de su corazón estaba obstruida. De inmediato fue remitido a la Fundación Cardiovascular de Colombia, en Floridablanca, para ser atendido. “Cuando sentí que ya era prácticamente imposible respirar y que sudaba de forma excesiva, pensé que ya se me iba la vida. Fue un momento horrible”, asegura Triana.
El Dr. Sergio Vásquez, cardiólogo hemodinamista de la FCV, explica que este tipo de infarto requiere de una atención inmediata, ya que, al estar la arteria coronaria completamente obstruida, el riesgo era muy alto. Por lo anterior, Triana fue llevado al laboratorio de hemodinamia donde se le practicó un cateterismo cardiaco.
Este procedimiento, de acuerdo a lo explicado por el Dr. Vásquez, consiste en avanzar a través de la arteria radial (muñeca) un delgado tubo (catéter) que recorre todo el brazo hasta llegar al corazón. “Allí se registran las presiones dentro del corazón, se localiza con precisión el segmento obstruido y se procede a tratarlo mediante el implante de un stent (tubo diminuto que se coloca dentro de venas o arterias). Con él se logró resolver por completo la obstrucción que presentaba y restablecer el flujo sanguíneo del vaso”.
Tras el procedimiento, Ángel Miguel ha logrado recuperarse satisfactoriamente. De hecho, ya pudo volver a casa, pero esta vez con una enseñanza: escuchar a su cuerpo. “Quiero decirles que no ignoren las señales que les da su salud. Uno a veces la descuida y las consecuencias son más delicadas de lo que uno se imagina. Yo tuve la fortuna de haber sido atendido a tiempo y en este momento me siento muy bien. Gracias a Dios estoy listo para regresar a mi municipio, a mi casa y con mi familia”, afirma el paciente.
En Colombia, la enfermedad coronaria es la primera causa de muerte. Según el informe de Estadísticas Vitales del DANE, en el 2021 se presentaron en el país 51.988 defunciones por causa de enfermedades isquémicas del corazón, es decir, que en promedio seis colombianos murieron cada hora por esta complicación.