Después de más de 25.000 pequeños sismos que no han dejado de sacudir La Palma, en España, durante ocho días y habían elevado la isla 15 centímetros, el magma que empujaba bajo el suelo se abrió camino: Desde la tarde de ayer La Palma vive su octavo volcán en tiempos históricos, de nuevo en la Cumbre Vieja.
Sin embargo, sí hay núcleos de casas ladera abajo, que ya han sido evacuadas porque están expuestas a las coladas de lava, y hay algunas viviendas afectadas, al menos ocho, pero su número irá creciendo a lo largo de la noche. Las coladas de lava, a 1.075 grados centígrados de temperatura, avanzan sin que se pueda hacer nada para detenerlas, pero de forma relativamente lenta: 700 metros por hora.
El volcán comenzó a rugir en forma de una sacudida y una fuerte explosión que generó una columna de cenizas, a la que pronto siguieron borbotones de lava elevándose decenas de metros sobre el suelo desde varias bocas eruptivas. Hasta ocho bocas alineadas en dos fisuras, han contado los expertos del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcán).
Desde hace días, Involcán y el Instituto Geográfico Nacional (IGN), los dos organismos científicos que tenían monitorizada la isla, venían advirtiendo de que el proceso sísmico se estaba acelerando, de quelos terremotos tenían focos cada vez más someros (20 kilómetros, 10, 8, 5, hasta solo 100 metros los últimos), por lo que no descartaban que pudiera terminar en una erupción.
Hasta el momento, unas 5.000 personas han sido evacuadas: básicamente los vecinos que viven en las zonas más cercanas y, sobre todo, los que tiene casa en el corredor por donde se espera que va a bajar la lava. Y, según el presidente de Canarias, no es previsible en este momento que sea necesario sacar a nadie más de su vivienda.
De momento, se ha visto que las coladas avanzan despacio, no son muy fluidas, lo que facilita las evacuaciones.